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Confundidos por el azar (18)

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Por babalum, 09-10-2006 8:03 pm

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Una ojeada a las constantes que caracterizan a los jugadores de bolsa engañados por el azar.

Los jugadores de bolsa engañados por el azar comparten las siguientes características:

  • Sobreestimación de la exactitud de sus análisis, ya sean económicos (Carlos) o estadísticos (John).
  • Tendencia a casarse con sus posiciones.
  • Tendencia a cambiar su historia. Ellos se transforman de inversores que se juegan su propio dinero en agentes que juegan con el dinero de otros y viceversa una y otra vez para manejar los reveses de la fortuna.
  • Falta de un plan previsor ante eventuales pérdidas.
  • Falta de pensamiento crítico. Consideran perfectos sus métodos de determinación de valores .
  • Negación. Ellos ignoran el mensaje proveniente de la realidad. ¿Cómo pudieron estos operadores que cometieron un sólo error tener tanto éxito? Simplemente se debe a la aleatoriedad.

Falsamente pensamos que los operadores hacen dinero porque son buenos, cuando lo real es que los consideramos buenos porque hacen dinero. Tanto Carlos como John se beneficiaron de un ciclo burátil en que sus características eran las adecuadas para el éxito.

Ingenuas teorías Evolucionistas

Ilustremos cómo malos operadores tienen ventajas de supervivencia sobre buenos operadores a corto -y mediano- plazo. La simplicidad del concepto de la auto selección Darwiniana ha conducido a muchos, incluso a científicos, a la ciega creencia en la infalibilidad de este principio en todos los campos, incluido el económico, donde se ha considerado que, gracias a la competencia, prosperará el mejor.

En círculos empresariales o sociales se aplican las mismas creencias. Se fomenta la competencia entre empresas, entre directivos, departamentos y empleados. El más fuerte o mejor sobrevivirá.

Pero las ideas de Darwin no se refieren a la supervivencia, sino a la capacidad reproductiva, lo que hace que ésta es solo observable en estudios sobre las especies que abarcan largos períodos de tiempo. Al considerarse periodos tan prolongados también se eliminan muchos de los efectos de la aleatoriedad. La aleatoriedad hace que lo que parece fruto de la evolución puede ser incluso una regresión. Las mutaciones negativas son rasgos que sobreviven a pesar de ser peores, pero no duran más de unas pocas generaciones. Los zoologos llaman a éste efecto “agregación temporal”

Por desgracia está arraigado en la creencia popular que la evolución significa progreso continuo y que la naturaleza no da saltos: “natura no facit saltus”. La realidad, no obstante, es otra y la historia está repleta de ejemplos.

¿Puede la Evolución ser engañada por la Aleatoriedad?

La evolución implica que en promedio los animales de una especie vayan siendo más capaces, pero esto no es aplicable si consideramos a un animal específico de esa especie o a lo largo de toda su vida. De la misma forma que un animal puede haber sobrevivido porque su “historia alternativa” fue favorable, el “mejor” operador en un negocio dado puede ser extraído de un subconjunto de operadores que sobrevivieron gracias a que casualmente eran los más adecuados a unas circunstancias concretas y (quizas todavía) no fueron expuestos a alguno de los eventos raros que suelen precisamente formar parte de la evolución selectiva.

Una característica perversa de la aleatoriedad es que mientras más tiempo transcurra sin encontrarse el animal con el evento raro, más vulnerable será a éste. Por algun efecto de la estructura de la aleatoriedad, alguien que es un puro perdedor a la larga y por ende incapaz de sobrevivir, puede presentar un alto grado de éxito a corto plazo.

Solon parece haber llegado a esta idea; pero trate de explicarle esto a un ingenuo hombre de negocios Darwinista o a su rico vecino de enfrente.

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Por babalum, 06-10-2006 10:42 pm


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EL experto en ordenadores y ecuaciones

John era asistido por Henry, un especialista en cálculos por ordenador para Finanzas, quien le hacía las evaluaciones de riesgos. La mayoría de las ganancias que John generó no se debieron al diferencial de la tasa de interés entre los dos instrumentos descritos anteriormente, sino a que al seguir otros inversores la misma estrategia de John los precios subieron. Para asegurar su estrategia, John se asesoraba de un departamento que le informaba cuándo un bono ofrecía un alto potencial de revalorización y el diferencial estaba cerca a su “valor justo”.

Su fortuna personal de $1 millón a los 32 años, excedía los $16 millones a los 35. Gracias a las influencias (i.e., el uso de préstamos), mantuvo un portafolio de $50 millones involucrado en sus transacciones.

Pero sólo necesitó unos pocos días para que sus millones se volvieran nada y John, al mismo tiempo, perdiera su empleo, durante el verano de 1998, con la caída del valor de los bonos de alto rendimiento. John estaba enfadado con Henry por no haber deducido esta posibilidad. ¿Cómo pudo ocurrir esto con un expediente como el suyo, con un equipo de asesores y los beneficios de una matemática sofisticada? ¿Sería debido a que quizás él se olvidó del azar?

Esta última es precisamente la respuesta. Probablemente John nunca se recuperará de esta prueba, no porque haya perdido dinero, lo cual es normal para un agente de bolsa como él, sino porque quebró en todos los sentidos. Se acabó su confianza. La razón es que John nunca fue un operador de bolsa en primer lugar, sino una de esas personas que estaba en el puesto adecuado en el momento adecuado.

Después de este incidente John se consideraba a sí mismo “arruinado”; aún cuando su fortuna personal rondaba $1 millón, lo cual sería la envidia de más del 99 % de los habitantes del planeta. Pero existe una diferencia entre el nivel de riqueza alcanzado desde arriba y el alcanzado desde abajo. Para sus empleadores el resultado fue peor, pues John ganó para ellos $250 millones en 7 años, haciéndoles perder más de $600 millones en unos pocos días.

Rasgos comúnes

No todos los inversores en bonos de mercados emergentes o de alto rendimiento, se comportan y hablan como si estuviesen por encima del bien y del mal como hacían Carlos y John. Sólo los más exitosos de ellos. Ellos tienen en común los rasgos del triunfador engañado por el azar. No obstante es todavía más preocupante cuando sus jefes y empleadores comparten los mismos rasgos.

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Por babalum, 03-10-2006 8:34 pm

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PROMEDIANDO

Cuando el Mercado comenzó a caer, Carlos acumuló más bonos rusos, a un promedio de $52. Esta era su característica, promediar. Hacia fines de junio, sus ingresos para 1998 habían caído de cerca de $60 millones a unos $20 millones. Esto le molestaba, pero según sus cálculos durante la recuperación, sus ingresos quedarían sobre los $100 millones. Pensaba que era imposible que estos bonos pudieran bajar de los $48.

Pero vino julio y los bonos cayeron a $43 y, aunque se hundía lentamente, continuó sus apuestas asegurando que Rusia no bajaría más. Decía que estos bonos estaban ya cerca de su valor por defecto, de modo que cuando Rusia pagara sus deudas, se revalorizarían rápidamente.

NAUFRAGIO

El Mercado continuó naufragando y a mediado de agosto el precio de los bonos era $20 y Carlos comenzaba a perder su serenidad. Hacia finales de agosto los bonos rusos se cotizaban ya a $10 y su fondos se habían reducido casi a la mitad, fue despedido y lo mismo sucedió a su superior. Hasta el presidente del banco fue degradado a un puesto de menor importancia.

A pesar de que el gobierno ruso engañó al FMI, los precios de los bonos no habían sido adulterados. Lo que sucede es que esta situación requería más conocimientos que los que Carlos tenía. Un veterano operador comentó: “Esta es la dinámica del mercado” Si la historia hubiese acabado de forma diferente, eso tampoco hubiese probado que Carlos fuese un buen inversor de bolsa, pues no era así.

En ocasiones los más ricos inversores son los peores inversores. A esto le llamaré el “problema de la intersección” En cualquier momento los inversores de bolsa de mas ricos provienen principalmente del subconjunto de todos los inversores cuyo estilo casualmente coincide con las características necesarias para tener éxito en el ciclo más reciente.

Esto no ocurre frecuentemente con los dentistas, gracias a la naturaleza de la aleatoriedad y su menor exposición a ésta.

JOHN EL OPERADOR DE ALTO RENDIMIENTO

John, el vecino de Nero, había sobrevivido siete años en Wall Street como operador altamente rentable de bonos, llegando a dirigir un equipo de operadores en un tiempo record. Se le pagaba el 20% de sus ganancias anuales y tenía el privilegio de invertir su propio dinero en las operaciones.

No podría considerarsele inteligente, pero sí con un buen sentido del negocio. Estaba enrolado fundamentalmente en una actividad llamada operaciones de alto rendimiento, consistente en la adquisición de bonos baratos con un rendimiento de, digamos un 10%, mientras su organización obtenía préstamos al 5.5%. Esto le permitía ganar unos ingresos netos de un 4.5%.

Llegó a juntar un capital por encima de unos $3 billones de dólares. Además reducía su riesgos a cambios en las tasas de interés vendiendo bonos del gobierno a futuro, limitándo su riesgo al diferencial entre estos dos indicadores. Esta estrategia le permitía sentirse protegido.

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Confundidos por el azar (15)

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Por babalum, 01-10-2006 9:02 am

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La supervivencia del menos capaz – ¿Puede la evolución ser engañada por la aleatoriedad?

Carlos: El genio de los Mercados Emergentes.

Solía encontrarme con Carlos en muchas fiestas neoyorkinas, donde aprovechaba para preguntarle sobre la compra venta de bonos de mercados emergentes. El término mercado emergente es empleado para definir un país en desarrollo, y los bonos son instrumentos financieros emitidos por sus gobiernos, fundamentalmente Rusia, Méjico, etc.

Estos bonos se comercializaron por centavos cuando a estos gobiernos no les iba bien, lo que atrajo fuertemente a los inversores, y cuando estos bonos se pusieron en boga, pasaron del centavo al dólar, dando lugar a jugosas ganancias.

Carlos no pudo hacer un PhD. en Ciencias Económicas, a pesar de ser un buen estudiante, pero obtuvo un Master y una carrera en Wall Street. Fue contratado para la nueva sección de mercados emergentes del banco de New York en 1992. Su entrada coincidió con los tiempos en que la actividad de dichos mercados emergentes y los ingresos del banco crecían rápidamente.

Tenía los ingredientes exactos para el éxito, pues además de sus conocimientos, parecía serio y era educado, así que se convirtió en una referencia en la comunidad de operadores de bolsa del mercado emergente, siendo promovido una y otra vez hasta convertirse en el jefe de su sección al tiempo que logró una ampliar su capital asignado.

LOS AÑOS BUENOS

La razón por la cual Carlos tuvo años buenos no fue justamente debido a que compró bonos del mercado emergente y el valor de éstos subió durante el período, sino por sus compras durante los declives. Acumuló valores al descender los precios, descargándolos después a medida que el mercado se recuperaba. Sus éxitos le hicieron creer que la intuición económica que tenía le permitía tomar buenas decisiones comerciales.

Una ojeada a los bonos de los mercados emergentes desde que Carlos se involucró en ellos, hasta su último talón de paga extraordinaria en diciembre de 1997, muestra una línea ascendente, con pequeños rizos ocasionales, como la devaluación mejicana de 1995, seguida por una reanimación extensa.

Fue el verano de 1998 el que deshizo a Carlos- esta última bajada no fué seguida de una reanimación. Su expediente hoy incluye un sólo mal momento – pero por desgracia uno malo de verdad. Había ganado cerca de $80 millones acumulados en sus años anteriores, pero perdió $300 millones en sólo un verano.

¿Qué sucedió?

Cuando el mercado comenzó a declinar en junio, sus fuentes, su intuición o su método no estaban preparados para detectar que ésta vez era diferente.


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Por babalum, 30-09-2006 11:25 am

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El padre de todos los pseudopensadores

Es difícil dejar esta discusión sin hacer un comentario sobre el padre de los pseudopensadores, Hegel, cuya jerga sólo podía tener sentido dentro de un departamento de humanidades completamente aislado del mundo real. He aquí un fragmento de una de sus afirmaciones:

    “El sonido es el cambio en la condición específica de segregación de las partes materiales, y en la negación de esta condición; meramente una idealidad abstracta o ideal, como ésta sería, de esta especificación. Pero…”

Ni siquiera un simulador de Monte Carlo podría parecer tan aleatorio como este pensador. Sin embargo, el pensamiento Hegeliano es generalmente considerado como una aproximación científica a la historia y hasta dio lugar al surgimiento de una corriente denominada pensamiento neo-Hegeliano. Estos “pensadores” deberían recibir un curso de avanzado sobre teoría del muestreo estadístico antes de ponerse a filosofar.

La Poesía de Monte Carlo

Mi alergia al sin sentido y a la verbosidad se disipa cuando se trata del arte y la poesía. Aunque aparentemente contradictorio, yo soy al mismo tiempo un buscador hipercrítico del rol del azar y por otra parte consiento todas las formas de superstición personal, siendo la estética la que me permite trazar la línea entre estos comportamientos.
Algunas formas estéticas apelan a algo de carácter genético en nosotros, de manera que algo muy profundo en nuestro interior vibra ante la falta de claridad y ambigüedad del lenguaje; entonces, ¿por qué luchar contra esto?

Se ha experimentado con la generación de poesía aleatoria y un ejemplo es la frase:

“Los cadáveres exquisitos beberán el nuevo vino”

Suena incluso mas poetico en el francés original: “Les cadavres exquis boiront le vin nouveau”

No importa cómo haya sido creada una frase si ella es capaz de llenar nuestras necesidades estéticas. independientemente de si la frase es creada por un simulador, o cantada por un poeta, el lenguaje tiene el poder de darnos placer, y examinar su valides intelectual, sometiéndolo a las reglas de la lógica, lo privaría en distintos grados de este poder. Un argumento convincente del papel del lenguaje es la existencia de lenguas sagradas que
aún subsisten. Se puede probar que a partir de la traducción de los servicios y liturgias, del latín a los idiomas vernáculos, por la Iglesia Católica, decayeron las creencias religiosas, pues fueron sometidas a las
reglas científicas e intelectuales sin considerar la estética.

¿Qué tiene esto que ver con un libro sobre aleatoriedad? Es fácil ver que lo que nos hace vivir no es lo racional que llevamos dentro, que no necesitamos ser racionales cuando se trata de los detalles de nuestra vida diaria, sino
sólo en aquellas cuestiones que pueden dañarnos y amenazar nuestra existencia.

Sin embargo, la modernidad parece invitarnos a hacer lo contrario: comportarnos de forma extremadamente realista e intelectuales ante cuestiones como la religión y el comportamiento personal, mientras que toleramos las mayores irracionlidades en los mercados financieros y otras cuestiones altamente aleatorias.

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