El Directivo Zanahoria

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El Directivo Zanahoria

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Por babalum, 18-10-2008 12:57 pm

Te has preguntado alguna vez porque los altos ejecutivos cobran tantísimo más en las organizaciones más grandes?

Dirás, cobran mucho porque las empresas que gestionan, mueven mucho. Ciertamente. Es màs fácil derivar salarios millonarios de un presupuesto grande que no de uno pequeño. Por lo tanto ya tenemos la primera condición necesaria.

Pero, no por mover más dinero hay que pagar más caros los recursos, no? No por ser una empresa más grande es aceptable pagar más por las materias primas o culquier otro recurso.

Busquemos un poco más.

Seguro que la gestión de una empresa de 50.000 empleados es compleja y se requieren muchos conocimientos, habilidades y relaciones. No obstante, el día tiene 24 horas tanto para el máximo ejecutivo de una compañía de 100 personas como el que se supone que gestiona un imperio empresarial. Además si vamos más lejos y al segundo le quitamos toda la parafernalia de símbolos de status: aviones privados, chófer, batería de secretarias, superdespachos y hordas de empleados dispuestos a hacerle la pelota, a cuanto se reduce la diferencia?

Es probable que comparando cualidades sigamos valorando más al segundo ¿pero multiplicar por 20 o más su salario?

Bueno, pues será porque sus decisiones tienen más impacto para el valor de la compañia.

Suena bien, no?

Saquemos la lupa y veamos que estamos diciendo. Que creencia subyace a ésta explicación?

Que el mundo es justo? Que a quien más aporta más le corresponde? Así, por las buenas? En el tierno mundo empresarial?

De verdad tienen tanto impacto las decisiones de una sóla persona en una empresa de 50.000 empleados? Quizás si, pero en todo caso hay una asimetría en el impacto que puede tener el máximo directivo de una compañia. Es más facil que destruir que crear valor. En un momento de locura éste puede reorganizarlo todo y cargarse la empresa. Dificilmente un administrativo puede lograr el mismo efecto desde su cubículo. Conceder acciones y/o stock options en esos casos parece dar garantías a los accionistas ante riesgos como el descrito.

Nota de Babalum: No quisiera que se me malinterpete aquí. No se pone en tela de juicio la valía profesional del directivo, se cuestiona que su retribución esté relacionada con dicha valía.

Pero en realidad, cuantas veces éstos directivos están apartadas de la gestión operativa y son simplemente la encarnación de un símbolo para una compañia. De vez en cuando se van cambiando y la empresa sigue su curso como si tal cosa. Incluso cuando son reemplazados por falta de confianza o mala gestión aparecen en otra empresa similar con un cargo similar.

Nos estamos acercando al meollo de la cuestión. Las claves están en las hordas de empleados dispuestos a hacer la pelota, el impacto que tienen los símbolos en el comportamiento humano y la dificultad de medir la aportación real de cada uno en el complejo mundo de la gestión empresarial.

En la “Lógica oculta de la vida” Tim Harford dedica un capítulo entero a éste tema y cita una frase del economista Ed Lazear:

“El salario del Vicepresidente está mucho más orientado a motivar a los miembros de su equipo que a él msimo”

Para Harford todo está fundado en lo que se llama la teoría del torneo. En los torneos se premia el rendimiento relativo. Cuando es difícil poner objetivos absolutos, el sistema de torneo permite incentivar y premiar al mejor en relación a sus compañeros. A pesar de tener algunos daños colaterales, como apuñalar al compañero, es un sistema adoptado, con mayor o menor sutileza, por la mayoría de grandes organizaciones.

Para que el torneo funcione tiene que haber un premio. Uno de los mayores premios es el ascenso y el salario/status que acompañan al puesto. El tamaño del premio vendrá determinado por varios factores. Algunos obvios, pero otros no tanto.

Parece que cuanto más dependa el ascenso del factor suerte, mayor debe ser el premio para que valga la pena luchar. Nadie compraría un boleto de lotería si el premio fuese pequeño y las probabilidades bajas.

Otro factor es que cuanto más fácil y cómoda sea la vida del Vicepresidente, más duro trabajarán las personas en su organización para alcanzarlo. Imaginate si además de ir en avión privado y poder decir que trabaja mientras juega al golf o ésta comiendo en los restaurantes más selectos del mundo, casi no tiene responsabilidad operativa, tiene chófer, cobra millones, tiene tiempo para cuidarse y broncearse en su gimnasio privado etc.

Si en tu empresa sólo hay uno o dos niveles jerárquicos lo racional es que la dispersión salarial sea baja. Pero a medida que se van añadiendo niveles se van multiplicando los salarios, no por responsabilidad o capacidad (que se presupone) sino para mantener a los equipos dispuestos a trabajar duro y hacer lo que sea para alcanzar el siguiente nivel. De ésta manera se puede llegar a multiplicar por 1000 el salario más bajo y la compensación del máximo directivo de una gran organización.

Obviamente hay que rodear todo ello de un halo de seriedad, disursos grandilocuentes y todo tipo propaganda acerca de la importancia y leyendas sobre capacidad de dicho directivo.

En caso contrario el sistema perdería su credibilidad y se descubriría el pastel…de zanahoria.

(…y posiblemente el primer sorprendido sería el propio Vicepresidente?)

La lógica oculta de la vida – Tim Harford

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